Cuando una persona es diagnosticada con epilepsia, una de las primeras preguntas que surgen es: “¿Qué tipo de crisis tiene?” La respuesta puede parecer sencilla, pero detrás de ella hay más de cuatro décadas de debates, revisiones, avances tecnológicos y, sobre todo, una búsqueda constante por mejorar la forma en que comprendemos el cerebro.
Aquí te contamos cómo ha cambiado la clasificación de las crisis epilépticas desde 1981 hasta la última actualización en 2025, por qué se han hecho estos cambios y qué significan para pacientes, familias y profesionales de salud.
¿Por qué importa clasificar las crisis?
Clasificar las crisis no es solo ponerles nombre. La clasificación:
- Ayuda a elegir el tratamiento correcto.
- Da información sobre el pronóstico.
- Facilita la comunicación entre médicos, pacientes y cuidadores.
- Permite avanzar en la investigación y el desarrollo de nuevas terapias.
Además, usar términos claros y adecuados también contribuye a reducir el estigma.
En 1981, la Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE) propuso una clasificación que se mantuvo vigente durante décadas. Se hablaba de:
- Crisis parciales simples: no alteraban la conciencia.
- Crisis parciales complejas: sí alteraban la conciencia.
- Crisis generalizadas: comenzaban en ambos hemisferios desde el inicio.
Esta forma de clasificar fue muy útil para su tiempo y se basaba en lo que se podía observar con videos con electroencefalograma. Sin embargo, con el paso del tiempo, algunos términos se volvieron confusos o incluso estigmatizantes. ¿Qué tan claro es decir que una crisis es “compleja”? ¿Qué significa exactamente “conciencia” en ese contexto?
Un cambio importante: la clasificación de 2017
En 2017, la ILAE propuso una clasificación más clara y adaptada a los avances clínicos. Se introdujeron conceptos más precisos:
- Se eliminó el uso de “simple” y “compleja”.
- Se habló de crisis focales con o sin alteración de la conciencia (awareness).
- Se incorporaron descripciones más detalladas: crisis motoras (como tónicas, clónicas, mioclónicas) y no motoras (como las ausencias).
También se reconoció que a veces no es posible saber el inicio exacto de una crisis, por lo que se introdujo la categoría de inicio desconocido.
Esta clasificación fue más flexible y permitió describir mejor los diferentes tipos de crisis en la práctica clínica, además de facilitar su uso en la investigación y los registros médicos.
La versión más reciente: la clasificación de 2025
En 2025, tras varios años de experiencia aplicando la clasificación de 2017 en todo el mundo, la ILAE publicó una actualización. No se trata de una revolución, sino de una evolución basada en lo aprendido en la práctica clínica real.
Los principales cambios fueron:
- Se reemplazó el término “awareness” por conciencia (consciousness), una palabra más precisa y fácil de traducir a muchos idiomas.
- Se propuso hablar de crisis con o sin manifestaciones observables en lugar de crisis motoras o no motoras.
- En lugar de basarse solo en el primer síntoma de la crisis, se recomienda ahora describir la secuencia completa de los eventos.
- Se reconocieron nuevos tipos de crisis como la mioclonía negativa y se ajustaron las definiciones de algunas crisis como los espasmos epilépticos.
En resumen, se trata de una clasificación más clara, más útil para el día a día y más coherente con lo que sabemos hoy sobre redes cerebrales, conciencia y epilepsia.
¿Por qué siguen cambiando?
Porque la epilepsia no es una sola enfermedad, y nuestro conocimiento sobre el cerebro no se detiene. Con cada avance en neuroimagen, genética, neurofisiología y práctica clínica, entendemos mejor cómo se originan y se propagan las crisis.
Por eso, las clasificaciones deben ajustarse a lo que hoy podemos ver, medir y tratar. No se trata de complicar las cosas, sino de hacerlo mejor.
Conclusión
La forma en que nombramos las crisis epilépticas ha cambiado mucho desde 1981. Pero el objetivo sigue siendo el mismo: comprender mejor la epilepsia para poder tratarla de forma más precisa, más humana y menos estigmatizante.
Nombrar bien es cuidar mejor. Y en epilepsia, cada palabra cuenta.
Beniczky S, Trinka E, Wirrell E, Abdulla F, Al Baradie R, Alonso Vanegas M, Auvin S, Singh MB, Blumenfeld H, Bogacz Fressola A, Caraballo R, Carreno M, Cendes F, Charway A, Cook M, Craiu D, Ezeala-Adikaibe B, Frauscher B, French J, Gule MV, Higurashi N, Ikeda A, Jansen FE, Jobst B, Kahane P, Kishk N, Khoo CS, Vinayan KP, Lagae L, Lim KS, Lizcano A, McGonigal A, Perez-Gosiengfiao KT, Ryvlin P, Specchio N, Sperling MR, Stefan H, Tatum W, Tripathi M, Yacubian EM, Wiebe S, Wilmshurst J, Zhou D, Cross JH. Updated classification of epileptic seizures: Position paper of the International League Against Epilepsy. Epilepsia. 2025 Apr 23. doi: 10.1111/epi.18338. Epub ahead of print. PMID: 40264351.


