Así fue como comenzó este capítulo en nuestras vidas…

Mi niña muy emocionada de entrar al kínder, tocando su cabecita diciéndome que ese día no se le iba a olvidar nunca, sin saber que 6 meses después tendríamos un cambio tan drástico y difícil. Comenzamos con estudios donde la diagnosticaron con epilepsia y el golpe fue tan fuerte que tuvimos una crisis familiar al querer encontrar un culpable, culpándonos papá y mamá y cuestionándonos por qué nosotros si no somos malas personas.

Pasó un año completo para que pudiéramos entender que es una condición que no escoge género, condición social, económica entre muchos aspectos más, donde empezamos a aceptar que así tenía que ser y no lo podíamos cambiar pero sí mejorar, hacer y ayudarla a que todo sea más ligero, días en los que sus emociones se desploman de un momento a otro y debo mantenerme fuerte ante ella para darle ánimos de que todo está bien. Para mi hija fueron tiempos de no saber absolutamente nada por estar dormida la mayor parte del tiempo a causa de los medicamentos, de faltar a la escuela y convivir con sus compañeros, de sentir miedo al estar con la maestra por que la lastimaba, de extrañar jugar sin tener que parar por que se sentía cansada y con dolor de cabeza, de ir a consultas con diferentes médicos, tomando vitaminas por qué no quería comer y su peso era bajo,

Al final del día siempre hay una oración en la que pido por mi familia, por mi hogar y por las personas que aparecieron en nuestras vidas, por que nos de fuerza y sabiduría para seguir adelante, son días muy difíciles y a pesar de que lo entiendo, algunas veces no lo acepto y me gana la tristeza y la depresión, pero verla conmigo, dormir, jugar, haciendo lo que solo ella sabe me vuelven las ganas de seguir y no parar.

Por cuestiones de Dios encontramos una gran asociación en donde comencé a ver información y empecé a estudiar sobre la epilepsia y comprender cada parte de ella, donde me hicieron sentir parte de ellos, así sin más fue como nos cobijaron y nos hicieron parte de su familia, fue justo aquí cuando AMENA nos brindó su apoyo incondicional y nos hizo entender que no somos diferentes por padecer esta condición neurológica, sólo somos especiales, hoy en día les agradezco toda su ayuda, apoyo y que nos tomen en cuenta, son unos ángeles que Dios puso en nuestro camino y doy gracias por su vida, al final somos una familia, una familia púrpura

💜 💜 Nosotras cuidamos!! 💜💜

Laura Michal.

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