Valquiria Ferreira. Psicóloga clínica, trabaja con el método terapéutico Gestalt. Actualmente es la presidenta de la Federación Brasileña de Epilepsia, EpiBrasil.
Antes de platicarles acerca del uso de las mandalas, quiero contarles un poco de mi historia. Cuando tenía 12 años empecé a tener epilepsia. Sentía fuertes dolores de cabeza, me mareaba y siempre adormecía. Cuando me despertaba, no me acordaba lo que había pasado. Busqué varios médicos, psicólogos, clínicos generales, pero no obtuve ninguna respuesta. Algunos me decían ser una enfermedad emocional, una enfermedad imaginaria o algo que desaparecería solo, con el pasar de los años, sin necesidad de medicamentos.
Intenté ignorar la enfermedad, pero ya era prácticamente imposible pues lo que era raro, ya me sucedía cada tercer día.
Me recomendaron acudir con un nuevo experto, un neurólogo. Recibí una respuesta definitiva: tenía epilepsia y tendría que hacer uso de medicamentos controlados.
Me sentí como una persona loca e inapta para la sociedad, principalmente cuando oí del neurólogo que no debería dedicarme mucho a los estudios o hacer planes para mi futuro pues, según él, la mayoría de las personas con epilepsia no logran un empleo y por eso, estudiar sería pérdida de tiempo. Cuando le dije que mi sueño era ser psicóloga, me dijo que lo olvidara, pues “nadie lleva a un loco para ser cuidado por otro loco”.
Tampoco debería pensar en casarme o tener hijos, pues a los hombre y mujeres no les gusta casarse con personas que dependan de ellos o con quienes tendrán que gastar mucho dinero con tratamientos. Al final, me dijo que si tuviera un hijo tendría diversos problemas físicos y mentales.
Me prohibieron la práctica de deportes, me sacaron hasta de las clases de educación física en la escuela. Hasta aquella fecha, yo era campeona de voleibol, hándbol y atletismo en los juegos estudiantiles de la ciudad que vivía. Dejé la clínica aterrorizada. Lo que parecía ser la solución, me trajo aún más problemas para mí.
En mi escuela, me consideraban una alumna modelo, debido a mis calificaciones siempre altas, por ser atleta y por mi comportamiento. Pero con el diagnóstico, querían cambiarme al salón de los alumnos especiales, y mi madre tuvo que pelearse mucho para que yo siguiera en mi salón y que pudiera aprobar el ciclo escolar.
Debido a que los medicamentos no resultaron eficientes y los estudios siempre resultaban normales, cambiaba de neurólogo frecuentemente. Algunos de ellos, después de un tiempo me decían que ya no sabían cómo tratarme o cuáles medicamentos recetarme. Yo no conocía casi nada de la enfermedad, pues los médicos tampoco me aclaraban mucho sobre ella.
Debido a la falta de un neurólogo, me quedé por casi tres años sin tratarme. En este tiempo, mi vida cambió bastante: me casé, y mi marido convivía con la epilepsia de manera muy natural. Yo trabajaba como autónoma, pero la tristeza de no poder tener hijos seguía conmigo. En ese momento, una cita cambió mi vida. Estuve en una consulta con un neurólogo, que no sólo me recetó medicamentos, sino me explicó todo lo que siempre había querido conocer acerca de la epilepsia. Poco a poco, en sus consultas pude derrumbar los mitos acerca de la enfermedad, y el primero de ellos fue el embarazo.
Al conocer más sobre la epilepsia, supe que tenía la capacidad de hacer todo lo que una persona sin epilepsia hace. Tuve aún más el valor para enfrentar la vida y juntos empezamos a divulgar estas informaciones para las demás personas con epilepsia que querían saber la verdad sobre la enfermedad.
En el año 2000 me embaracé, ya conociendo la verdad, y no tuve miedo. Mi hijo nació perfecto, hoy tiene 15 años. En 2004, fundé en la ciudad de Itapatinga, una asociación para personas con epilepsia. Hoy, a pesar de que no vivo allá, la asociación sigue abierta y funcionando.
En 2007 empecé la carrera de psicología y me titulé en 2011. Estoy por concluir una especialización en clínica en terapia Gestalt y en 2015 comencé la especialización en Neuropsicología. Tomé el curso “Mandalas de las Emociones” en el encuentro EpiBrasil, en UNIICAMP 2016.
En mi primera experiencia en el curso de las Mandalas estaba desconfiada. Debido a ese sentimiento no me dejé involucrar en la dinámica. Cuando escuché a las demás personas hablando de cómo se sintieron, tome la decisión de que en el siguiente experimento no iría a pensar, solamente a sentir. Se inició el siguiente experimento y pude sentir mi corazón acelerándose, y luego un calor diferente en mi cuerpo. No tuve la preocupación de entenderlo, solamente lo sentí. A partir de esa experiencia, el curso fue distinto, pues no eran sólo las palabras de la Dra. Ling y demás integrantes, también se trataba de mis sentimientos.
Después del curso de Mandalas, empecé a utilizar la técnica en mí y en mi familia, principalmente en mi hijo, cuando él decía que estaba triste o con algún sentimiento debido a algo que haría en la escuela. Siempre que realizábamos las sesiones de Mandalas, mi hijo y yo teníamos sensaciones diferentes.
Con más confianza, comencé a sugerir la técnica para algunos pacientes, principalmente los que decían estar con problemas de ansiedad y no lograban hablar de sus sentimientos.
Cuando la aplico por la primera vez con mis pacientes, les explico un poco acerca de la técnica de los Mandalas, y la medicina tradicional china. En general, la primera vez algunos no logran hablar mucho, pero a partir de la segunda sesión, hablan mejor sobre lo que sienten. Como la terapia Gestalt trabaja con emociones y sentimientos, algunos utilizan lo que sintieron durante la aplicación de la técnica de los Mandalas de las Emociones para explorarlo durante la misma sesión y piden cerrarla con un Mandala. Otros prefieren quedarse con los sentimientos y hablar en otro momento.
Para finalizar, puedo afirmar que he utilizado poco la técnica de Mandalas con mis pacientes, pero sin lugar a dudas, es una técnica que puede contribuir bastante para el proceso terapéutico tanto de personas con epilepsia, como para personas con otros diagnósticos.
Copyright © 2016, Li Hui Ling , Li Li Min, Sueli Adestro, Carolina Toneloto.
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Editoras Responsáveis
Sueli Adestro Carolina Toneloto
Diagramação e Arte
Alline Camargo
Revisão
Carolina Toneloto Sueli Adestro
Ficha Catalográ ca (Câmara Brasileira do Livro, SP, Brasil)
Olhares sobre a Epilepsia: Dialogando com as Emoções – Mandalas das Emoções. Organizadores: Li Hui Ling, Li Li Min, Sueli Adestro, Carolina Toneloto. Campinas: ADCiência Divulgação Cientí ca, 2016.
48 p.
ISBN: 978-85-69736-05-9
1. Epilepsia. 2. Mandalas das Emoções. I. Li Hui Ling Li. II. Li, Li Min. III. Sueli Adestro. IV.Carolina Toneloto.
CDD: 616.853
Traducción: Bruno Machado Teixeira
Edición: Zoar Martínez Ramírez
Mandala: Flavio López Martínez
Excelente,es un gusto saber ,que cada día más tratamientos pueden servir para ayudar a la gente ,mi hijo tiene epilepsia, al año medio de que nació le hicieron una operación por una desviación en un ojo ,después de esta cirugía empezó a tener retraso en el desarrollo psicomotriz y también empezó con crisis comvulsivas muy largas ,ya esta en tratamiento y lo complementamos con terapias físicas y ocupacionales ,ahora le dan crisis mas cortas ,pero he llegado a pensar que talvez le dio epilepsia por algo que le llaman el síndrome del abandono ,por la operación que tuvo ya que lo dejaron casi 5 horas sin vernos y estuvo llorando todo el tiempo ,cuando lo pudimos ver ,ya no quiso ni mirarnos ni hablarnos ,crees que podría ser causa de epilepsia o del retraso psicomotriz?
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Hola Ricardo, es un gusto que nos escribas, por lo pronto te solicitamos tu correo electrónico para enviarte el libro en PDF sobre Epilepsia al Alcance de Todos.
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Yo quiero el libro pero aún no m han mandado nada?
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Alma, ya te lo hemos enviado, ¿te llego?
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