Del nahuatl (tlazōlteōtl, ‘deidad de la inmundicia’tla, prefijo; zōlli, inmundicia; téōtl, divino, luminoso’) Era conocida como «la comedora de suciedad» debido a que se creía que visitaba a la gente que estaba por morir.

La diosa Tlazoltéotl mostraba las contradicciones de algunos valores morales sobre la feminidad en la sociedad azteca: traía el sufrimiento con enfermedades venéreas y lo curaba con medicina, inspiraba las desviaciones sexuales pero a la vez tenía la capacidad de absolverlas, y todo ello siendo diosa madre de la fertilidad, del parto, patrona de los médicos y a la vez diosa cruel que traía locura. Tlazolteotl, diosa de fertilidad, la sexualidad, la lujuria, y de la inmundicia. Madre de Centeotl (dios del maíz) y de Xochiquetzal (diosa de la fertilidad). Se ha descubierto la estrecha relación que guardaba con la epilepsia a través del estudio de la literatura, pintura, tradición oral y descripciones.

Tlazolteotl se origina en la civilización huasteca. Al ser conquistados por los aztecas en 1450, hubo una fusión con la diosa azteca de la fertilidad y sexualidad. De ahí que Tlazolteotl tenga influencia en diversos asuntos de la humanidad. Llegó a ser adorada también por Mixtecas y Olmecas.

En el calendario azteca, el mes XI (Ochpanitzli) estaba dedicado a Tlazolteotl (Teteo innan “madre de diosas”). La palabra Tlazolli (Inmundicia) también significa viejo, sucio o deteriorado (física y éticamente). También se usaba para describir comportamientos extravagantes. La epilepsia y las convulsiones se han considerado históricamente como enfermedades de impurezas y la diosa tenía la capacidad de remover la suciedad que causaba la enfermedad.

La epilepsia a lo largo del tiempo, ha sido continuamente relacionada con la divinidad e incluso con demonios. La cultura azteca, no es la excepción a la descripción, estudio y tratamiento de la epilepsia. “Yolpatzmiquiliztli” (una presentación general de epilepsia) era provocada por la ira de los dioses que castigaban a los humanos por diversas causas. El principio de dualidad en la mitología azteca, explica cómo un dios es causante de una enfermedad pero al mismo tiempo, ese dios, puede curarla.

En muchas culturas, la pérdida de movimiento y de la conciencia, típicos síntomas después de una convulsión, se asociaban con la muerte. En algunos casos, una convulsión era considerada como un estado de transición, con tono muscular elevado, similar al rigor mortis. Tlazolteotl, como una diosa lunar, tiene la habilidad de vencer a la muerte y aliviar a los pacientes de las convulsiones. Pero de acuerdo a la dualidad de los dioses, también podía poseer a las personas y hacerlas convulsionar.

Tlazolteotl es considerada una de las 9 figuras de la creación y una de las 13 compañeras del día.  Considerada la diosa de los médicos, remedios herbolarios, magos, cirujanos, sangradores, parteras, clarividentes y diversos tipos de sanadores y todos ellos le rendían honores con fiestas durante el mes Ochpanitzli.

Los aztecas, tenían una cultura muy avanzada en diversos aspectos. Como sociedad teocrática, consideraban que las enfermedades podían ser provocadas por los dioses, magia o causas naturales. Basados en esa idea, el tratamiento se basaba en pócimas y rituales mágicos pero también en curas empíricas (medicamentos y cirugías).

La cosmovisión azteca incluye la idea de que el universo es fuente de daños y beneficios. Los estados mentales (teyolia: corazón, tonali: cabeza y ihiyotl: hígado) eran muy importantes para tener un equilibrio que significaba la salud.

La medicina era una profesión heredada y la enseñanza se basaba en la tradición oral. Existían varias especialidades médicas: internistas (tlama tepititicitl), cirujanos (texoxotla ticitl), sangradores (tezoc tezoani) las parteras (tlamatquiticitl) y los herbolarios (papiani panamáani). El mayor testimonio de la medicina nahuatl se encuentra en el libro códice de la Cruz Badiano (actualmente ubicado en el Museo Nacional de Antropología, México).

Los aztecas estaban familiarizados con condiciones neurológicas.

La epilepsia era una enfermedad sagrada y las convulsiones se asociaban con una diosa que murió en el parto. Los aztecas creían que el corazón era el asiento de la actividad mental. Clasificaron algunas enfermedades dependiendo de la actividad mental del corazón en pasivas (depresión, falta de afecto, demencia y catatonía) y activas (epilepsia).

Trataban la epilepsia con rituales mágico religiosos y con la administración de medicamentos derivados de plantas, animales y minerales. Relacionaban la causa de la epilepsia con causas naturales o envenenamiento, de ahí que el tratamiento incluyera una desintoxicación de la sustancia ofensiva. Incluso llegaron a describir tres tipos de convulsiones: tónica generalizada, miclonías y auras. “Huapahualiztti” caracterizada por calma seguida de convulsiones (gran mal) y ”Hixcayotl” episodios caracterizados por temblores.

A diferencia de los andinos, los aztecas no describieron procedimientos quirúrgicos para tratar la epilepsia.

Llama la atención que en la sociedad azteca, los enfermos de epilepsia no sufrían estigmatización, sino todo lo contrario, se les consideraba personas con capacidades extraordinarias como sanadores.

Durante una convulsión, se creía que estaban muy cercanos a los dioses. Eran una parte de la población que no se sacrificaban a los dioses.

Dentro de la sociedad azteca, las mujeres tenían dos roles opuestos. Por un lado, se les veía como seres amados y respetados y por otro lado, eran seres sometidos, oprimidos y explotados. Esto, probablemente tenga origen en la mitología antigua, cuando Quetzalcoatl viajó al Mictlan, creó a la mujer y al hombre al mismo tiempo con huesos similares (Oxomoco y Cipactonal, respectivamente). En el códice Vindobonensis, el nacimiento de la mujer, ocurre antes que el de su compañero, dándole así a la mujer un papel pionero y de suma importancia. En mesoamérica, la mujer tuvo las mismas oportunidades sagradas que el hombre. El papel de la mujer era crítico, asumiendo la responsabilidad de dar a luz y permitir la muerte y resurrección. Mesoamérica estuvo llena de deidades femeninas, líderes en las actividades de la sociedad en general. Contrastando con la ideología cristiana de los españoles, dónde existe un Dios único y es hombre y la mujer pasa a tener un papel secundario en la creación, probablemente estas ideas tan contrarias, sean las responsables de la dualidad de pensamiento respecto a la mujer hoy en día.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

Tlazolteotl, the aztec goddess of epilepsy. LD. Ladino, JF Téllez-Zenteno. Epilepsy & behavior 57 (2016) 60-68.

Historia de la medicina. Organización médica Mexica (azteca) y sus tratamientos en la epilepsia. Gutiérrez Moctezuma Juvenal, et al. Rev mex neuroci 2009; 10(4): 294-300.

http://www.eduardourbano.com/some-paintings/tlazolteotl-curing-a-child.html

http://www.epilepsiemuseum.de/espanol/index.html

 

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