Mi Nombre es Gloria Marlen Osornio Puga, tengo 24 años, soy recién egresada de la Lic. Psicología Clínica, estoy en mi proceso de titulación, por lo que estoy muy contenta. 

Me diagnosticaron epilepsia generalizada en el lóbulo frontal a los 15 años de edad, por una crisis la cual duro aproximadamente casi dos minutos, estuve grave en el hospital, internada y sobre todo no sabía lo que me estaba ocurriendo, además de sentir dolor en el cuerpo, estaba en un shock psicológico y emocional, posteriormente ya tenía 16 años de edad y nuevamente me dio una crisis, esta fue con menor gravedad, sin embargo era una crisis. 

Alrededor de los 18 años de edad, presentaba ausencias de larga duración, movimientos involuntarios, caídas, pérdida de consciencia, mi atención era dispersa y se me dificultaba mucho concentrarme y sobre todo mi desempeño en la escuela se estaba deteriorando, se me volvieron a realizar los estudios neurológicos correspondientes, por lo que el Neurólogo determino que también tenía Epilepsia Mioclonica Juvenil, la cual consistía en la presencia de ausencias y movimientos involuntarios, que hacían que poco a poco perdiera conciencia y que mi cerebro se agotara constantemente, asi que nuevamente me aumentaron la dosis.

Después de ese episodio, todo estaba tranquilo y normal, durante 7 años no presente ninguna crisis, realmente me sentía como una persona “común”, ya salía a fiestas, tenía más amigos, estaba en la universidad,  pensé que ya me había curado y que aquella enfermedad ya no era parte de mí, sin embargo no duro mucho, en abril del 2017, volví a caer, me convulsione nuevamente , esta vez fue más grave, tenía mucho dolor de cabeza,  un esguince a nivel cervical por lo que me internaron y mi estado emocional se fue cuesta abajo, por lo que de igual manera mi dosis aumento.

Vivir con epilepsia, no es  algo sencillo, tienes aún más dificultades, miedos, los cuidados que este implica, mi cerebro debe esforzarse aún más que el de los demás, es difícil claro, pero, ¿ quien dijo que todo sería fácil?, el llamarme “epiléptica” no significa que no puedes lograr una vida estable y tranquila, alcanzar tus sueños y metas, vivir con epilepsia es vivir al cien por ciento, es seguir adelante en cada minuto, en cada segundo, es valorar cada momento y cada persona que tienes en tu vida, agradecer que estas aquí, disfrutando del ahora.

Vivir con epilepsia, es ser ejemplo, es aceptar lo que eres, implica ser fuerte y resiliente, implica un gran sentido de la responsabilidad y amor propio, no es solamente tener una enfermedad crónica y neurológica, no eres la enfermedad, eres tu esencia,  tus ganas de seguir adelante, de levantarte, de creer que hay algo más para ti, de luchar y afrontar. 

Actualmente tomo KEPRA XR (Levetiracetam), 2000 mg por día, no me ha vuelto a dar ninguna crisis, no miento, tengo miedo de que me vuelva a ocurrir nuevamente, pero aprendí que la epilepsia es parte de mí, parte de lo que soy y me acompañara durante mucho tiempo, tal vez para toda la vida, asi que aunque es mi enemiga, en este momento hemos hecho las paces y he aprendido a aceptarla. 

 Mi mayor motivación para seguir adelante es que cuento con grandes personas a mi lado, tengo a una madre en excelencia, a un hermano que siempre ha estado ahí, a pesar de su corta edad su amor es incondicional, mi mejor amiga la cual me conoce como la palma de su mano, estando para mí en cada momento, en cada lagrima y alegría, y por supuesto mi familia en general, mis tías, abuelita, primos que han hecho tanto por mí,  mis amigos, profesores, médicos que me han salvado, y sobre todo mi mayor motivación soy yo, son mis metas y aspiraciones, mis cualidades y virtudes que poseo, sé que soy una mujer extraordinaria, hermosa por dentro y por fuera,  fuerte, segura,  valiente, con una alta capacidad de liderazgo, la cual le da sentido a su vida, y hace que esta enfermedad sea solo eso,  una enfermedad no un impedimento,  demostrando que se puede vivir con epilepsia.

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