“Dios dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el coraje de cambiar las que sí puedo y la sabiduría para saber la diferencia”.

Llego el día en que tuvimos que hacer un cambio de 360 grados en nuestra vida. En donde un enemigo silencioso apareció, un enemigo que llego sin dar señales de su existencia y que cambiaría la vida de mi familia para siempre.

Recuerdo que ese domingo me levante temprano y fui al cuarto de mi bebé, cuando lo miré pensé que él estaba sonriéndome, pero la realidad era totalmente distinta, lo que pasaba en el rostro de mi niño era una convulsión, que le provocaba una temblorina en todo su cuerpo y cara.

Corrimos al hospital más cercano y fue recibido en urgencias donde lo tendieron de inmediato, los doctores nos sacaron de ahí mientras nos hacían preguntas que no sabíamosresponder, todo era confusión. Después de algunos días fue trasladado a la Raza, hospital de tercer nivel ya que la gravedad de Dani  así lo requería. Al llegar las convulsiones de Daniel eras continuas y los doctores no podían pararlas, por esta situación fui sometido a coma y entro a terapia intensiva.

El miedo que sentíamos de perder a nuestro bebé era enorme, nadie sabía decirnos que estaba pasando, lo único que sabíamos era que Daniel estaba en una situación sumamente crítica.

Fue en este punto donde nos dimos cuenta que entraríamos en un túnel lleno de turbulencias donde no sabes dónde está la entrada y mucho menos la salida., Donde empiezas a cuestionarte el porque, porque a ti, porque a tu bebé, donde te cuestionas absolutamente todo.

Al salir del hospital nos enfrentamos a la realidad, mi bebé no podía caminar, tenía que respirar y comer a través de unos tubos, no hablaba, no podía sostenerse y ni siquiera llorar para poder quejarse.

Comenzábamos un nuevo camino para ayudar a Dani en su recuperación, en el encontramos doctores maravillosos de una calidad humana sorprendente, gente maravillosa que ha hecho que el camino hacia la recuperación no sea tan pesado.

A los pocos meses Daniel mi pequeño gran guerrero comenzó a darnos lecciones de vida increíbles, después de no caminar empezó a caminar, a comer, a jugar han sido increíbles los avances que ha tenido a lo largo de estos 2 años.

Dicen que la vida sólo te trae las pruebas que puedes superar y a la gente que te apoyará para poder pasar estas pruebas y me consta que asi es., un día caminando por el museo de la Tolerancia veo a una familia que llevaba a un niño de 14 años con un casco igual al que usaba mi Dani., sentí que no estábamos solos y que había más gente con los mismos problemas que nosotros. Gracias a ellos llegamos a AMENA.

Y Gracias a Amena he encontrado un  nuevo sentido de mi vida y la de mi familia, he aprendido a reconocer que somos una familia especial, gracias al divino regalo que Dios nos mandó a través de lo que le sucedió a Daniel, ahora ya no busco un porque, sino más bien busco un para que de las circunstancias que se nos presentan en la vida. Para mi nada tiene más valor que la sonrisa de Dani.

 

Autor: DANIEL ANZO GARCÍA

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