Definición:
Se denomina dieta cetogénica (DC) a aquella rica en grasa y pobre en proteínas y carbohidratos, diseñada para remedar los cambios bioquímicos asociados con el ayuno y conseguir el efecto que éste ejerce en el control de las crisis epilépticas.
Su comienzo toma a principios del siglo XX cuando se inicia observación científica de su efecto. La primera descripción es la de Guelpa y Marie en Francia en 1911.
Algo positivo de la dieta cetogénica es que promueve el consumo de alimentos frescos y enteros, como algunas carnes, pescado, verduras, grasas y aceites saludables, además de reducir en gran medida los alimentos procesados y tratados químicamente.
¿Cómo funciona la Dieta Cetogénica?
Durante el ayuno, el cuerpo humano metaboliza mediante lipólisis (oxidación de grasas) los depósitos de grasa y los ácidos grasos, dando lugar a los diferentes cuerpos cetónicos (CC). Estos metabolitos también pueden ser utilizados como precursores energéticos y generar ATP (forma de energía, del inglés adenosine triphosphate).
La Dieta Cetogénica estimula los efectos metabólicos del ayuno, forzando al cuerpo humano a utilizar la grasa como fuente de energía, estos CC cruzan la barrera hematoencefálica contribuyendo al metabolismo energético del cerebro y así reduciendo la actividad eléctrica cerebral que pueda causar las crisis.
Indicadores Nutricionales
El criterio diagnóstico para recomendar la terapia de nutrición cetogénica es una actividad de crisis que persiste a pesar del medicamento. Algunos tipos de crisis parecen ser más sensibles a la terapia de nutrición que otros. Los espasmos infantiles, por ejemplo, a menudo no responden a la terapia nutricional, mientras que las convulsiones mioclónicas y atónicas a menudo se redujeron en la terapia nutricional. En este punto, el tipo de crisis no es un indicador absoluto a favor o en contra de la terapia de nutrición.
Se debe valorar precozmente en determinados síndromes epilépticos y en algunas etiologías de epilepsia donde esta terapia es especialmente útil, incluyendo síndrome de Dravet, espasmos epilépticos infantiles y síndrome de West, síndrome de Doose, síndrome de Lennox-Gastaut, complejo esclerosis tuberosa (CET) y síndrome FIRES (febrile infection- related epilepsy syndrome). Al igual que el síndrome de deficiencia del transportador de la glucosa tipo 1 (GLUT1) y de la piruvato deshidrogenasa (PDH).
En general, el 50-60% de los pacientes tratados con DC experimentan al menos un 50% de reducción en la frecuencia de sus crisis, quedando libres de crisis hasta un 15-20%.
Por otra parte, además del buen control de las crisis, se objetivan mejorías en los aspectos cognitivos y conductuales. Se han referido cambios como un mejor nivel de alerta, atención, lenguaje y funciones sociales.
Síntomas o efectos secundarios
En la primera semana de inicio se puede encontrar síntomas como: Vómito, Hipoglucemia, Acidosis, Fatiga, Irritabilidad, Náusea. Pero pasan alrededor de 1-2 semanas y se puede controlar con la misma dieta, aportando diferentes tipos de grasas, electrolitos, vitaminas y minerales adicionales.
Siempre el principal objetivo de la dieta será el de control y reducción de número de crisis, cuidando las necesidades del paciente. Pero algo muy importante es que debe ser supervisado por un profesional, equipo multidisciplinario como médico neurólogo y nutriólogo que lleve su requerimiento y tipo de dieta.
Existen muchos casos de éxito, a muchas personas les puede cambiar la vida cuando sus crisis son muy recurrentes y han intentado con varios medicamentos o toman 2 o 3 diferentes antiepilépticos y necesitan un tratamiento secundario alternativo.
La alimentación siempre es importante tanto en personas sanas como en personas con epilepsia.
Autora:
Lic. Melissa Macias
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